– «¿Está usted dormido?».
A lo que el Nobel le respondió:
– «Monseñor, no estoy dormido, estoy durmiendo».
El mosén le replicó:
– «¿Es lo mismo, ¿no?».
– «No, monseñor, son cosas distintas», instruyó al religioso don Camilo: «No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, de la misma manera que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo».