De las aventuras a las “relaturas”: 40 días y 40 noches, ni una más ni una menos.

Una de nuestras queridas lectoras nos ha planteado  una cuestión que quedó en suspenso… ¿qué pasa con las “relaturas”, aventuras con pretensión de relaciones y viceversa? Hoy vamos a tratar de contestarle en cifras.

Hemos hablado en diferentes ocasiones de las nefastas conntaciones del número 4 en la cultura china (4 四 sì  // muerte 死 sǐ ). Hoy hablaremos del número 40 en la cultura occidental, además de que ya sabemos científicamente que el amor no dura más de 4 años http://www.infobae.com/gente/364198-100841-0-Aseguran-que-el-amor-dura-como-m%E1ximo-cuatro-a%F1os.

40 días y 40 noches de Sabina, 40 días en el desierto, las cuarentenas, los 40 de fiebre, la crisis de los 40, los 40 ladrones de Alí Babá, los 40 a la sombra,  la media vuelta al mundo en 40 días, el diluvio universal, los 40 días en la tierra de Jesús resucitado, cantar las 40, …

Se nos presenta el 40 como un número que marca un periodo de prueba intenso, de testeo dramático, de aislamientos épicos, … al final del cual hay que tomar un camino, una nueva dirección, emerge un cambio . Y ya nunca ni nada ni nadie volverán a ser los mismos.

Así podemos afirmar de modo inequívoco que una aventura jamás podrá exceder el periodo de tiempo de 40 días.

Al cabo de esos 40 días nos encontraremos, en el peor de los casos, con un cese amistoso/hostil de la interrelación parejil o, lo que es más habitual, el comienzo de lo que nuestra lectora Marián nombraba como “relatura”, un periodo de transición informe, doloroso como un cambio de piel, confuso, dubitativo, magmático, donde de la taurina pasamos a la tila y de las velas al sofá con mantita… Al final de una relatura podremos desembocar en una relación que, si hacemos caso a los pronósticos, durará ni más ni menos que la eternidad de 4 años.

Esperamos haberos sido de ayuda :-).